¿Sabes qué es la Nomofobia?

¿Sabes qué es la Nomofobia?

Sudoración, ansiedad, mal humor, miedo irracional, taquicardias, pensamientos obsesivos, dolores de cabeza, ataques de pánico. Características que se desarrollan al no contar con el teléfono en la mano; así se ve la Nomofobia. Ha sido calificada como el mal del siglo XXI y no solo afecta a los más jóvenes.

Algunos síntomas más marcados son el no poder consultar continuamente el teléfono inteligente, ponerse excesivamente nervioso cuando alguien no contesta un mensaje, ansiedad ante el hecho de quedarse sin batería o alterarse al perder de  vista el teléfono.

No es algo nuevo pero si es algo grave que necesita mayor visibilidad, como la que le dio el diccionario de Cambridge en 2018, fue escogida como palabra del año 2018.

Este padecimiento tiene una previa, algunos expertos consideran que la Nomofobia es una consecuencia de trastornos de sueño, especialmente en las personas que no descansan por estar pegadas o pendientes del teléfono a cualquier hora. Pero puede llegar a derivar en rupturas de relaciones familiares y personales, e incluso transformarse en Phubbing, que se conoce como el ignorar a las personas alrededor mientras se usa el teléfono.

Aléjate un poco de tu teléfono

¿Por qué deberías tomarte un break de tu teléfono? La Nomofobia es una consecuencia extrema al problema, pero alejarte de vez en cuando de las pantallas, puede servir para cuidar tu salud.

Una investigación reciente de la Universidad de Chicago, determinó que el tiempo que se pasa frente a una pantalla interfiere con nuestro sueño, autoestima, relaciones, memoria, capacidad de retención, creatividad, productividad y capacidad para tomar decisiones.

Igualmente, eleva de una manera alarmante el cortisol en nuestro cuerpo, es decir, la hormona del estrés, y en menor escala la dopamina, que es el químico cerebral de los hábitos y adicciones.

Los niveles de cortisol altamente elevados son relacionados con problemas de salud graves, como: depresión, obesidad, síndrome metabólico, diabetes tipo 2, problemas de fertilidad, hipertensión arterial, demencia e infartos cerebrales.

La clave no está en prohibir los dispositivos, tampoco está en hacer el papel de policía, la verdadera clave está en la educación sobre la importancia del uso correcto de cada pantalla.